¿Qué se considera una publicidad engañosa?
Una publicidad es engañosa cuando induce o puede inducir a error al consumidor, afectando su decisión de compra. No se trata solo de una exageración creativa —que es común en la publicidad— sino de información falsa, confusa o incompleta que perjudica al comprador.
Algunos ejemplos frecuentes:
- Precios falsos o confusos: promociones que no indican correctamente impuestos o condiciones.
- Características del producto: prometer una función que no existe, como “resistente al agua" cuando no lo es.
- Testimonios o avales falsos: mostrar supuestos clientes satisfechos que en realidad son actores o imágenes de archivo.
- Resultados garantizados: especialmente en productos de salud, belleza o inversiones.
- Letra chica abusiva: condiciones o restricciones ocultas que contradicen lo que se comunica en grande.
¿Por qué es un problema?
La publicidad engañosa afecta la confianza de los consumidores, vulnera sus derechos y muchas veces implica una relación desigual entre grandes empresas y compradores con menor información. Además, genera una competencia desleal con marcas que sí actúan con transparencia.
En muchos países, estas prácticas son ilegales y están penadas por leyes de defensa del consumidor, protección de datos o normas publicitarias.
¿Cómo identificar una publicidad engañosa?
Podés prestar atención a los siguientes aspectos:
1- Promesas excesivas o imposibles
Si parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente no lo sea. Desconfiá de frases como “adelgazá sin esfuerzo en una semana", “duplicá tu dinero sin riesgos", “producto milagroso".
2- Ausencia de información clave
Toda publicidad debe incluir datos claros sobre precio, plazos, condiciones, vigencia de promociones, restricciones, etc. Si eso está ausente, es una señal de alerta.
3- Imágenes que no representan el producto real
Especialmente en ecommerce, comparar las imágenes con las especificaciones técnicas puede ayudarte a detectar diferencias importantes.
4- Letra chica que contradice el mensaje principal
Si el anuncio dice "3 cuotas sin interés" pero en la letra pequeña figura un recargo, eso es publicidad engañosa.
¿Qué hacer si fuiste víctima?
Si creés que fuiste inducido a error por una publicidad, tenés derecho a reclamar y denunciar. Estos son los pasos recomendados:
1- Documentá la publicidad
Hacelo antes de que la marca la retire: capturas de pantalla, enlaces, folletos, publicaciones en redes o cualquier medio donde haya aparecido el mensaje.
2- Contactá al comercio o empresa
En algunos casos, una queja directa puede resolver el problema: te pueden ofrecer un cambio, reintegro o una solución alternativa. Si no hay respuesta o esta no es satisfactoria, podés avanzar legalmente.
3- Hacé una denuncia ante organismos oficiales
En Argentina, por ejemplo, podés acudir a:
- Dirección Nacional de Defensa del Consumidor
- Organismos provinciales o municipales de defensa del consumidor
- Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), si se trata de publicidades en medios regulados
- Autopartes, salud, alimentos o cosmética: otros organismos como ANMAT también reciben denuncias.
La denuncia se puede hacer en línea o presencialmente, y no necesitás abogado.
¿Qué puede pasar con la empresa?
Si la denuncia avanza y se comprueba la infracción, las autoridades pueden:
- Obligar a la empresa a cesar la publicidad engañosa
- Aplicar multas económicas
- Exigir reparación al consumidor afectado
- Incluir a la empresa en registros públicos de infractores
Además, si la práctica es reiterada o masiva, puede derivar en una acción colectiva.
¿Qué dice la ley?
En Argentina, la Ley 24.240 de Defensa del Consumidor establece que toda información brindada al consumidor debe ser clara, veraz y detallada. También prohíbe expresamente cualquier forma de engaño o ambigüedad en la publicidad.
A nivel internacional, la mayoría de los países cuentan con legislaciones similares, que buscan proteger la buena fe en las relaciones de consumo.