Sería posible afirmar que además de la pandemia mundial de COVID-19 también tenemos el problema de que Internet ha provocado una pandemia, pero de desinformación. Y esto se debe a que los usuarios de internet muy a menudo comparten todo lo que encuentra sin siquiera realmente confirmar con fuentes oficiales que lo que uno lee en internet es cierto.
Es la pandemia virtual, la de compartir información que no se sabe si es real.
Los medios de comunicación social influencian nuestros pensamientos de tal manera que no creíamos posible y sin darnos cuenta. Muchas plataformas que encontramos en línea fueron diseñadas para mantener nuestra atención favoreciendo y amplificando el contenido si se demuestra que fomenta el compromiso. El problema es que usar el compromiso como medida de calidad no es exacto, ya que un mal contenido tiende a producir mucho compromiso. Y si compartimos información sin corroborarla contribuimos a seguir expandiendo la pandemia virtual.
Uno de los mayores debates políticos de nuestro tiempo es cómo abordar este problema. La democracia sólo puede funcionar si hay una comprensión compartida de la realidad, y la desinformación en línea ha sido armada por actores sin escrúpulos para piratear las instituciones democráticas. Se ha hecho creer a la población que no se puede confiar en los expertos, y que sus fuentes de información partidarias en línea son las únicas en las que se puede confiar.
Por supuesto, esto va más allá de las fuentes en línea, pero el problema se ha exacerbado por los medios de comunicación social. Whatsapp, Facebook y YouTube son tres redes a través de las cuáles se propaga la pandemia virtual y contribuyen en gran escala a la desinformación.
A pesar de todo esto y de la propagación de la pandemia virtual, parece estar ocurriendo algo interesante entre tanto. Mientras que las teorías de conspiración abundan, la gente parece estar escuchando a los expertos una vez más.
Cuando una enfermedad real amenaza tu vida, un mensaje de tu amigo que contiene un meme que dice venir del amigo de un amigo deja de ser tan atractivo, y la es ese el momento donde algunos toman conciencia y se les ocurre volver a escuchar a los expertos de nuevo. La velocidad de la enfermedad ha despejado muchas cabezas.
Con esto no quiero decir que la pandemia virtual se haya acabado, pero al mismo tiemp las fuentes de noticias oficiales están experimentando índices de audiencia extremadamente altos, y la gente está realmente sintonizando para estar mejor informada.
Así que tal vez hay una luz al final del túnel, ya que estamos atravesando una verdadera crisis mundial, y eso hará que la gente recuerde por qué solían confiar en los expertos en primer lugar.
Así que por ahora trata de asegurarte de no confiar en todo lo que ves en línea, y escucha a las autoridades y expertos por ejemplo.
Intenta no propagar la pandemia virtual y quédate en casa para evitar contribuir a la propagación de la pandemia global COVID-19