Facturación, AFIP y Monotributo
2025-06-27
¿Qué es el Monotributo?

El Monotributo es un régimen tributario unificado que permite a pequeños contribuyentes declarar sus ingresos de forma simplificada. Al inscribirse, el trabajador independiente paga una cuota mensual fija que incluye:

  • El impuesto integrado (equivalente a IVA + Ganancias)
  • El aporte jubilatorio
  • La obra social (optativa)

Este sistema está pensado para quienes tienen ingresos dentro de ciertos límites anuales, definidos por categorías que se actualizan periódicamente. En 2025, por ejemplo, la categoría más alta permite ingresos anuales de hasta aproximadamente $16.000.000 (dependiendo del tipo de actividad).


Obligación de facturar

Una vez inscripto en el Monotributo, el trabajador está obligado a emitir factura por cada venta o servicio prestado. Desde hace algunos años, todas las facturas deben ser electrónicas y emitirse a través del portal de la AFIP o mediante un sistema homologado. Las facturas pueden ser de tipo “C" (para consumidores finales o responsables no inscriptos) o “B" (en algunos casos específicos, como operaciones con el Estado).

Es importante saber que no facturar correctamente o trabajar “en negro" puede generar sanciones, tanto económicas como legales. Además, los clientes o empresas que contratan servicios suelen exigir factura para poder deducir gastos o justificar pagos.


Qué pasa si no se paga el monotributo

El pago mensual del Monotributo es obligatorio y debe hacerse antes del día 20 de cada mes. Si se acumulan deudas o pagos atrasados, la AFIP puede aplicar:

  • Intereses por mora
  • Sanciones administrativas
  • Suspensión del CUIT
  • Inclusión en el listado de deudores públicos

En casos graves, también puede inhabilitar al contribuyente para operar normalmente, lo que implica no poder facturar, acceder a créditos o trabajar con empresas que requieren documentación fiscal al día.


Cambios de categoría y recategorización

Dos veces al año (en enero y julio), los monotributistas deben recategorizarse según sus ingresos del último año. No hacerlo en tiempo y forma, o mantener una categoría incorrecta, también puede generar inconvenientes. Si AFIP detecta que se superaron los límites permitidos, puede excluir al contribuyente del Monotributo y pasarlo al régimen general (más complejo y costoso).

Además, algunos gastos —como el consumo de energía eléctrica, el monto de alquileres o los movimientos bancarios— también son considerados por AFIP para fiscalizar si un monotributista está bien categorizado.


Ventajas y límites del régimen

El Monotributo ofrece una puerta de entrada simple al sistema impositivo, ideal para emprendedores, freelancers, oficios o profesionales en etapa inicial. Pero tiene limitaciones:

  • No permite tomar créditos fiscales de IVA
  • No admite deducciones como en el régimen general
  • Tiene topes de facturación
  • No contempla empleados en relación de dependencia (excepto bajo régimen especial)

Si el negocio crece, puede ser necesario migrar al régimen de autónomos o responsable inscripto, que implica una carga impositiva mayor pero también más herramientas fiscales y comerciales.


Monotributo social y jóvenes profesionales

Existen variantes del régimen para situaciones específicas. El Monotributo Social, por ejemplo, está destinado a personas en situación de vulnerabilidad social y permite pagar un porcentaje reducido. Por otro lado, jóvenes profesionales que recién se matriculan en sus colegios o consejos pueden acceder a beneficios como exención de aportes por un período determinado, según la provincia y el organismo.